El impacto de las materias primas y el transporte

En estos últimos meses estamos asistiendo a un encarecimiento de la energía y materias primas que están repercutiendo a todos los niveles en la cadena de suministros. Arkiplot trata de minimizar este efecto ampliando su stock, la gama de productos y repercutiendo lo menos posible sobre el incremento de precios, no obstante no estamos ajenos a hechos tan significativos y globales.

El cambio climático y sus consecuencias sobre las materias primas y el transporte

Como todos vemos y escuchamos en los medios de comunicación de masas, los diferentes estados pretenden bajar la emisión de gases nocivos para el planeta, para ello en acuerdos internacionales se eliminan o reducen energías como el carbón, el azufre de los combustibles, etc.

Uno de los principales objetivos de la Unión Europea es reducir los efectos adversos del transporte sobre el medio ambiente. El transporte consume una tercera parte de toda la energía final en la UE, en su mayoría procedente del petróleo: una energía responsable de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.

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En el transporte marítimo se pretende minimizar el uso de azufre en los combustibles de barcos. Para ello, las navieras han barajado diferentes soluciones para adaptarse a la normativa, cada una con sus ventajas e inconvenientes: se recurre al empleo de fuel oil bajo en contenido de azufre, sistemas de limpieza de los gases de escape (catalizadores), fuel de bajo o cero contenido en azufre como el gas natural licuado (GNL), o los biofueles.

En el transporte aéreo el empleo de biocombustibles avanzados bajos en carbono con unos compromisos para conseguir la neutralidad en 2050 establecen una reducción del Carbono del 15% en 2025 e ir creciendo de manera progresiva, hasta alcanzar el 55% en el año 2040.

Como vemos, las principales líneas de actuación de los gobiernos en materia de legislación consisten en desplazar el transporte hacia modalidades menos contaminantes y más sostenibles y garantizar que los precios del transporte reflejen plenamente los efectos adversos en el medio ambiente y en la salud.

Estas normativas de obligado cumplimiento, están sustentadas sobre la base de añadir recargos y aranceles al precio transporte. Para que toda la cadena, desde el productor hasta el consumidor, pague estas costosas transformaciones.

La generación de electricidad alimentada con carbón (35 % de la oferta energética mundial en 2020) y la generación de energía nuclear disminuyeron un 4,5 % y un 3,5 %, respectivamente, lo que se compensó parcialmente por el aumento de la generación de energías eólica (+12 %), solar (+20 %) e hidroeléctrica (+2 %). La producción mundial de carbón cayó nuevamente en 2020, ya que el descenso en el consumo de electricidad redujo la demanda de carbón.

El descenso de la demanda eléctrica hizo caer la generación de energía eléctrica en la UE en un 4,6 %, en especial de la obtenida a partir de carbón y lignito y de origen nuclear, parcialmente compensada por una mayor producción de renovables. En EE. UU. la producción eléctrica cayó un 3,1%.

Crisis de los semiconductores

La escasez de semiconductores comenzó en el 2020 con el cierre de algunas fábricas debido a la crisis sanitaria. A los retrasos generados por este parón se sumó la creciente demanda de estos componentes, esenciales en la fabricación de dispositivos para el teletrabajo como portátiles, smartphones, impresoras, plotters, etc. con mucha demanda durante  el confinamiento.

Una falta de previsión de la demanda, con cambios repentinos a nivel global (el teletrabajo),  unido a una industria muy concentrada en unos pocos fabricantes ha originado esta escasez que tiene visos de prolongarse hasta finales 2022, generando interrupciones en las cadenas de suministro, paralizando fábricas, presionando al alza los precios y restando algunas décimas de crecimiento a la recuperación de la economía global.
La producción de semiconductores está muy concentrada en el este de Asia, Taiwán y Corea del Sur (TSMC, Samsung…), donde la industria del chip está saturada ante el auge repentino de la demanda global. La escasez actual de chips ofrece una difícil solución a corto plazo: no se pueden montar fábricas productivas en un corto periodo de tiempo, se requiere de grandes inversiones en maquinaria y personal cualificado.
Este abastecimiento no es nuevo, algo similar vivimos hace unos años con los módulos de memoria RAM y algún tsunami en Japón o inundaciones en Tailandia y escasez de discos duros… La dependencia tecnológica genera estos inconvenientes, que sabemos son temporales.

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